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Cómo proteger sus datos cuando el auto sabe demasiado


Todas las mañanas suena la emisora de radio favorita, la memoria del teléfono está llena de contactos y el navegador por satélite conoce todos los lugares a los que se suele ir: en primer lugar, el domicilio particular.


Los coches modernos saben mucho sobre los conductores y sus hábitos de conducción, almacenan datos constantemente y a menudo los comparten con el fabricante. De acuerdo, por ejemplo, con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que rige en la Unión Europea, los usuarios tienen que aceptar estas condiciones. Sin embargo, no siempre está claro qué datos se comparten y qué ocurre con ellos.

En un coche con muchos componentes diferentes se recogen innumerables datos; un vehículo funciona con hasta 120 unidades de control. “Todos los proveedores utilizan microchips, entre otras cosas para las funciones de seguridad y confort, así como para el sistema de infoentretenimiento”, señala Sven Hansen, de la revista especializada alemana c’t. “Durante la conducción, se acumulan en las unidades de control muchos datos a los que el conductor no tiene acceso, pero que son tan específicos que pueden extraerse de ellos conclusiones sobre el conductor y su comportamiento al volante”, explica el experto.


Gran parte de estos datos no son almacenados durante mucho tiempo, sino que se sobrescriben permanentemente. Además, los conductores solo tienen acceso a una pequeña cantidad de estas informaciones, que incluyen los datos de los sistemas de navegación y entretenimiento. “Pero incluso los datos del motor permiten sacar conclusiones sobre un determinado comportamiento al volante, como el régimen del motor o cuántas veces se ha pisado el pedal del acelerador”, afirma Hansen.


¿Para quién son visibles estos datos? Según el RGPD, el fabricante debe explicar la finalidad para la que se recogen los datos en el coche y qué ocurre con ellos. Los servicios telemáticos o las aseguradoras, por ejemplo, son los primeros interesados en optimizar sus productos con ayuda de esta información.


Nathalie Teer, responsable de Movilidad y Logística de la asociación alemana del sector informático Bitkom, diferencia entre los datos que deben recogerse obligatoriamente y aquellos que sirven para prestaciones de confort y servicios que se adquieren opcionalmente. “La cantidad y los datos correspondientes dependen en parte del vehículo y de la marca”, señala Teer.


Según Teer, la ley especifica muchos parámetros que deben recogerse a efectos de seguridad y pruebas: “Algunos de los datos solo los recibe el fabricante y no son visibles para los clientes”, explica, y añade que esto incluye, por ejemplo, la información que se lee de la unidad de control durante la inspección general.


En cambio, prosigue Teer, las funciones opcionales, como los servicios de música, los ajustes de conducción o la navegación, pueden consultarse fácilmente: “Los usuarios deben aceptar activamente determinadas funciones y se les informa del paradero de los datos”. La experta añade que esto atañe también a los datos que se comparten con terceros, y que a través de los cuadros de mandos del sistema de infoentretenimiento del vehículo o de apps conectadas, los conductores reciben a menudo resúmenes para otorgar permisos, eliminarlos o borrar datos.


Fuente: EL UNIVERSO

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