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Cómo proteger a los niños del COVID si ellos no constan en listado de vacunas



Menores no constan entre beneficiarios de vacunas y el uso de mascarilla se recomienda después de los 3 años.


Hasta este viernes 12 de marzo, Ecuador registraba en este año 7.431 casos confirmados de menores de 19 años con COVID-19, en el 2020 la cifra total llegó a 20.314.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que si bien el COVID-19 puede afectar a todas las personas, en los niños y jóvenes se observa una menor probabilidad de desarrollar una enfermedad grave.


En el país, los menores de edad representaron tan solo el 5,73% de los casos detectados por los organismos de salud. La mayoría se presentó entre los 20 y 49 años.

Uso de mascarilla, distanciamiento físico y constante lavado de manos son parte de las recomendaciones generales que han dado las entidades internacionales para prevenir el contagio, sin embargo, la primera indicación ha encontrado limitaciones en los niños. La OMS detalló que el uso de mascarilla no debe ser obligatorio para los niños de hasta 5 años, “este consejo se basa en la seguridad y el interés general del niño y en la capacidad de utilizar adecuadamente una mascarilla con una asistencia mínima”.


El uso del implemento puede generar un riesgo si el niño aún no logra comunicarse ya que podría tener algún problema que no le diga a sus padres, además de que sus vías aéreas son pequeñas por lo que le costaría respirar.


La incapacidad aún de desarrollar una vacuna con la que se inmunice a ese grupo poblacional eleva las prevenciones que hay que tener para evitar los contagios.

El pediatra Vladimir Vélez señala que al igual que la población general los contagios han aumentado también en los niños, pero que los casos graves o complicados se mantienen en el 2%. Para que se dé esto, los menores deben tener comprometidas sus defensas, es decir, una enfermedad que los indisponga inmunológicamente.


“Con la premisa de que en los niños el COVID-19 no los afecta haciendo una comparación con el paciente adulto, el 98% de ellos sigue siendo asintomático, es por eso que los pediatras lo llamamos el enemigo silencioso, ya que el niño puede tener COVID-19 y no expresarlo, convirtiéndose en un verdadero riesgo epidemiológico”, dice.


El especialista señala que la mascarilla en menores de 3 años no está recomendado ya que no logran mantenerla para cubrirse la nariz y boca todo el tiempo por su natural comportamiento inquieto. También recordó que un estudio determinó que los niños pueden tener una mayor carga viral que los adultos, por lo que deben perdurar las medidas de profilaxis dentro y fuera del hogar.


Además dice que han aumentado las consultas por cambio de comportamiento o de conducta en niños más que los que presentan sintomatología de COVID-19.

Vélez explica que no es necesaria la toma adicional de vitaminas en los menores si el niño es catalogado como sano (con defensas óptimas). Sin embargo, también se debe tener al día el esquema de vacunación para evitar los riesgos ante un contagio de la enfermedad.


Recomienda que en los niños también se mantengan las condiciones del comportamiento de aislamiento y protección que la población en general. Dentro de la cotidianidad se pueden inventar juegos, pasar tiempo de calidad, cambiar de ambiente y escenario el hogar, nuevos hábitos como pintura y música para disipar las emociones, utilizar la tecnología para conversar con familiares hasta que las condiciones permitan ser flexibles.


“Detrás de un adulto con COVID casi siempre ha estado un niño inmerso”, reflexiona. (I)


Fuente: Eluniverso

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