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Mente positiva: Controla tus reacciones


Estamos en medio de una pandemia y el escenario no luce prometedor. La semana estuvo llena de malas noticias y la próxima parece que será aún peor. La salud, política y economía no van bien. Todo es negativo si queremos que sea negativo.

La buena noticia es que podemos cambiar esa realidad.

El ser humano, según las líneas de pensamiento oriental, es 10 % lo que sucede en su entorno y 90 % como reacciona ante esos sucesos. Es decir, nuestra respuesta a una situación puede hacer la diferencia de forma radical.

Pongamos un ejemplo. No puedes controlar el tráfico de la mañana para llegar hasta tu trabajo pero si puedes controlar tu ánimo al respecto. En lugar de pitar y gritar o enojarte con los otros conductores, quizás la congestión vehicular se convierta en un buen momento para escuchar un audiolibro o tu música favorita. Tal vez sea el tiempo necesario para pensar en un nuevo proyecto o simplemente para valorar lo bueno que te rodea.

Recuerda en esos instantes que tu actitud es lo único que puedes controlar.

El estoicismo, promulgado desde el siglo IV antes de Cristo, es una corriente filosófica que me apasiona y que puede ser de gran utilidad en 2020. El año de los sucesos

desagradables por excelencia. Pensadores como Séneca, Epicteto o Zenón dedicaron su vida a buscar una nueva forma de ver la realidad, una forma menos agresiva, más pacífica y, sobre todo, más satisfactoria.

Una de sus tantas conclusiones es que los humanos debemos valorar mejor los sucesos externos. No puedes controlar casi nada de lo que pasa a diario pero si puedes controlar como reaccionas a eso.

Ese punto no vista no aplica únicamente a sucesos menores como el tráfico. Temas tan delicados como la traición o la pérdida de un ser querido pueden ser abordados desde el estoicismo. No es fácil pero si es necesario.

La próxima vez que enfrentes una situación adversa analiza como estás reaccionando al respecto. Piensa en otras formas menos agresivas de responder y mira los frutos de pensar antes de hablar y actuar. Como todo ejercicio de autocontrol, no será sencillo pero si placentero una vez que se logra.

La reacción tampoco debe ser abrupta si fracasamos en el intento de controlarnos. Es una estrategia compleja que no se consigue de la noche a la mañana. Además, es humano reconocer que a veces se puede fallar en estas intenciones.

Fuente: Expreso

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