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“Si yo puedo, tú puedes”: Las claves para aprender cómo evitar la trampa de la falsa motivación


Algunas personas, cuando ven a alguien pasar por un mal momento en su vida, desean desde su experiencia personal, motivarlos o estimularlo. Entonces le dicen diferentes frases, entre ellas la conocida: “Si yo pude, tú puedes”.


Aunque a simple vista esta frase puede parecer muy motivadora, el psicólogo Flavio Calvo explica que está llena de dobles mensajes y verdades a medias. Uno de los inconvenientes que presenta es que comienza con una verdad: “Yo pude”.


La persona que la dice seguramente tenga evidencia de eso que afirma: consiguió aumentar sus ingresos, superó una enfermedad compleja, conquistó a su pareja soñada, bajó un buen número de kilos, por ejemplo.


“Si yo puedo, tú puedes”: ¿Cuál es el problema?

El problema es que esa afirmación puede llevar a quien la escucha a creer la segunda parte, el “Tú puedes” como una consecuencia directa de la primera, señala el psicólogo.


La dificultad radica en que el oyente seguramente no tenga la misma historia, el mismo contexto, las mismas herramientas que quien dice la frase.


El éxito de otro no garantiza el propio, es importante que esto quede claro: seguramente más de uno pueda y lo logre, pero no es una obligación lograrlo, solo porque otro pudo.


De acuerdo con el psicólogo Calvo, puede nacer de un deseo real de querer ayudar, pero el resultado es contraproducente. La realidad es que no todos pueden lo mismo y quien no llegue a alcanzar ese logro, en el área que sea, se va a sentir mucho más defraudado consigo mismo, desilusionado por no poder. Ese “fracaso” muchas veces desencadena pensamientos negativos y auto condenación.


Cómo evitar la trampa de la falsa motivación


Trazar un plan propio

Según Calvo, para alcanzar un objetivo se necesita más que frases motivacionales o copiar recetas de gurús o influencer, publica el diario el Clarín.


Es clave planificar, equivocarse, corregir esas equivocaciones y trazar el propio plan. Se pueden tener muchos fracasos, y sin embargo aprender y reprogramar y seguir en el camino hacia el logro. Pero es muy difícil triunfar con un plan calcado de otra persona, sin que haya sido repensado, cuestionado y adaptado.


Empatía ante todo

El especialista afirma que si se desea motivar a otro, el propio ejemplo y la autorreferencia, pueden ser elementos útiles, siempre y cuando no se conviertan en el peso de una obligación.


Escuchar y conocer la realidad y el contexto de otro, es más poderoso que decir frases motivadoras, pero carentes de comprensión.


Es por esto que antes de decir indiscriminadamente “si yo pude, tú puedes” es saludable tener la empatía de comprender que no todos tienen las mismas oportunidades, y acompañar a otro, desde el lugar de la aceptación y el compromiso con sus posibilidades.


Fuente: EL UNIVERSO

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