La pérdida de audición en personas mayores está vinculada a mayor riesgo de depresión
Los adultos mayores suelen experimentar un deterioro en la salud que está intrínsecamente ligado al envejecimiento. Gracias a los avances científicos y a la medicina preventiva, la vejez puede ser una etapa saludable con calidad de vida. Pero si no se consulta al médico al percibir malestar, las consecuencias negativas aumentan. Esto ocurre con la pérdida de audición en adultos mayores, quienes pueden enfrentar cuadros de depresión como resultado de la disminución de su capacidad auditiva, según una publicación del Sistema de Salud Mount Sinai en la ciudad de Nueva York.
Además de las repercusiones emocionales, los adultos mayores también pueden desarrollar una mala actitud debido a la dificultad para comunicarse con los demás. El primer cambio observable con la disminución auditiva es el aislamiento. Los adultos mayores eligen tomar distancia en entornos familiares o en hogares de retiro para evitar confusiones o molestias en la comunicación.
Consultar a un experto en salud es primordial al identificar este tipo de problemas en un familiar de edad avanzada. La pérdida de audición es una condición neurodegenerativa llamada presbiacusia, y los factores que suelen empeorarla son el tabaquismo, la herencia genética y el desgaste de las estructuras nerviosas dentro del oído, según un artículo del Instituto de Otorrinolaringología y Cirugía de Madrid (IOM).
¿Por qué la pérdida auditiva aumenta el aislamiento social?
El artículo de Mount Sinai arroja luz sobre la conexión entre la pérdida auditiva y el aislamiento social. Según este estudio, por cada disminución de 10 decibelios o decibeles en la capacidad de oír, las probabilidades de aislamiento social aumentan en un 52%. Esto sucede porque los adultos mayores son particularmente susceptibles a la soledad y el aislamiento social.
La pérdida de seres queridos, amigos y la posibilidad de vivir en solitario son factores que afectan a esta población. Además, las enfermedades crónicas y la pérdida auditiva se suman a la ecuación. Estos factores pueden contribuir a un aumento del 29% en el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca, según una publicación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
La comunicación es esencial para mantener relaciones sociales, y la dificultad para escuchar y participar en conversaciones puede llevar a la exclusión y la incomodidad en situaciones sociales, lo que, a su vez, puede dar lugar al aislamiento. La falta de interacción social puede tener un profundo impacto en la salud mental de una persona y puede llevar a la depresión.
La demencia, otro peligro de la pérdida de audición
Un hallazgo preocupante es la asociación entre la pérdida auditiva y el riesgo de demencia. Según un estudio publicado en JAMA: The Journal of the American Medical Association, la pérdida auditiva se relaciona positivamente con el riesgo de demencia, especialmente en pacientes de 45 a 64 años. De un total de 16,270 participantes, 1,868 desarrollaron demencia durante el período de observación de cinco años.
Aunque los investigadores siguen explorando esta conexión, han propuesto varias teorías. Una de ellas sugiere que la pérdida auditiva puede llevar al aislamiento social y a la falta de estimulación cognitiva, lo que, a su vez, puede aumentar el riesgo de demencia. La falta de interacción social y el aislamiento pueden llevar a la disminución de la actividad mental, lo que se ha relacionado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo. De hecho, el riesgo de experimentar este deterioro mental aumenta al 50% si se vive en aislamiento, según los CDC.
Además, estas complicaciones podrían prevenirse a partir de los 50 años de edad con un diagnóstico oportuno. En esta etapa, una audición más deficiente podría tener repercusiones severas, como disminuciones en el hipocampo y la corteza entorrinal, según un estudio publicado en Cirugía de cabeza y cuello de otorrinolaringología en JAMA.
Fuente: Infobae
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