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¿Hay que contarle todo a la pareja? Hasta qué punto es sana la honestidad completa y total


Tienen un código propio para resolver conflictos, afrontar lo que tiene solución, callar lo que no hace falta contar y perdonar lo que no tiene arreglo.


Pero a su vez, guardan sus propios sueños e historia. No para engañar, sino para dar aire a la relación, para ya sabes, no volverse tan obvio a la vista del otro, mantener esa pizca de misterio y sorpresa que siempre atrae y proteger el espacio individual como exclusivo, según El Mundo


La conclusión de los psicólogos sociales es que a un amigo le puedes contar de la A a la Z, pero en las relaciones de pareja, como mucho hasta la W, para no morir de “sincericidio”, es decir, una sobredosis de sinceridad y dar cabida a la confianza mutua.


La buena comunicación es clave en una relación amorosa e implica compartir sentimientos y hablar de lo que nos preocupa o deseamos. Pero ¿hasta dónde tiene que llegar la sinceridad con el otro?


¿Qué sucede si las parejas son muy abiertas el uno del otro?

Conocidas como parejas simbióticas, tienen fecha de caducidad por ser excesivamente explícitas. Lo que suele ocurrir es que:


  • Se rompan sepultadas por el aburrimiento o abrasadas por la aparición de una nueva llama.

  • Se conviertan en buenos amigos sin un ápice de chispa.

  • Se transformen en parejas “ni contigo ni sin ti”, donde cada uno alberga un contradictorio deseo: que el compañero supla todas sus necesidades y le comprenda sin que ello implique hacer lo mismo con él.

¿Hay que contar todo a la pareja?

Hay cosas que pertenecen a cada uno y que se pueden decir, o no, según su importancia para la relación. Ya que en ese espacio privado habitan deseos, fantasías, ideales, pensamientos y afectos de todo tipo que conforman la subjetividad que cada uno ha logrado construir.

  • Parte de ella se puede compartir, pero no toda. Se necesita una cierta intimidad, un espacio psíquico íntimo. Sería conveniente hablar de esto al principio de la relación, aunque no sea fácil.

  • La idea general es que ha de hablarse de todo, confundiendo la confianza con la pérdida del espacio propio.

  • En una relación amorosa conviene aprender a gestionar la intimidad con el otro respetando la individualidad. En ocasiones, se exige a la pareja que relate sus historias amorosas con el pretexto de que hay que contarlo todo.

  • Pero esta petición puede estar al servicio de controlar al otro, a pesar de que sabemos que el control tiene muy poco que ver con el amor.

Fuente: EL UNIVERSO

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